jueves, 18 de junio de 2015

blanco maíz reventado

mis padres eran sordos
mis abuelos eran sordos
mis vecinos
mis amigos y mis almohadas
sordos
nadie que oyera
que emitiera melodías
no había árboles con pájaros y trinos
no había discos
ni mantras ni cantos ni zapatos de taco
ni preguntas

pero saltaba el maíz y reventaba en blanco contra la cacerola
cuando llovía
yo le ponía azúcar y lo acaramelaba
ahí conocí el ritmo
saltando
azucarando

pedí por carta una radio a la abuela sorda
construí lento edificios musicales sobre el silencio de casa
me fue creciendo una ciudad tímida pero sonora en la pierna
y aldeítas cascabeleantes por los codos
como los silbidos ocupan de a poco
cuando cesan los gritos
el vacío que sigue al bombardeo

tuve la radio
dí cuerpo y besos por partituras
coleccioné estribillos de la plaza
dejé las almohadas

hoy me tiembla el arco porque fluctúa el punto de apoyo
por los cascabeles de los brazos
que pesan
será
y sí
la salida del silencio hace temblar
y no
no conozco esa canción
ni otras

pero sé bailar sin música
mejor que nadie